domingo, 13 de marzo de 2011

Desamor

Hay veces en la vida en la que nos enamoramos perdidamente de alguna persona. Yo diría, incluso, que locamente, desesperadamente. Y si ese amor es correspondido, entonces nuestra felicidad llega a límites hasta entonces inimaginables. Nos sentimos volando en el mismo cielo y es un sentimiento del que no queremos desprendernos. Deseamos que sea para toda la vida, que ese amor no tenga nunca un final.
¿Pero qué pasa cuando el amor se rompe por medio de una traición? Eso no tiene palabras que lo expliquen, no hay una frase que lo resuma. Simplemente, no se entiende. Pero duele, y mucho.
Entonces, bajamos de repente del cielo en el que nos encontrábamos para chocarnos contra el suelo. Y el golpe es muy duro. Y levantarse, difícil. No hay un número de lágrimas mínimo que calmen tanto dolor, ni abrazos que te consuelen. Es una pena interior, honda, clavada en lo más profundo de tu persona. Podemos decir que no lo merecías, que eres buena, dulce, tierna, y que has entregado cada segundo que tenías. Pero nadie más sabe cómo te sientes en este momento ni qué difícil es seguir caminando cada día.

Y, ahora, ¿qué? Sabemos que tenemos vida por delante aunque no sabemos si será corta o larga, si quizás mañana sea nuestra despedida o llegaremos a rozar el siglo. Por eso, lo único que podemos hacer es intentar mirar con optimismo un día más que estamos viviendo, intentar disfrutarlo. Ir cerrando poquito a poco esa herida que aún duele. Los tropiezos nos hacen más fuertes. Las lágrimas nos han hecho más bellas, pero ya no debemos derramar más. Y volveremos a amar, aunque el amor ya no será el mismo. Amaremos, sí, pero de otra manera, nunca de la manera incontrolable que ya vivimos y que nos marcó, a fuego, para siempre. La inocencia ya está perdida.

Toma tu tiempo, recapacita, piensa, no tengas prisa por olvidar, porque de eso se encarga el tiempo a su ritmo, no podemos acelerarlo. Vive. Y, sobre todo, haz que tu sonrisa ilumine los corazones de los que tanto te queremos.

A Marta, en un momento delicado de su vida.

1 comentario:

  1. "Después de un tiempo
    uno aprende la sutil diferencia
    entre sostener la mano y encadenar un alma,
    y uno aprende
    que el amor no significa recostarse
    ...y una compañía no significa seguridad
    y uno empieza a entender...
    que los besos no son contratos,
    y los regalos no son promesas
    y uno empieza a aceptar sus derrotas
    con la cabeza alta y los ojos abiertos
    y uno aprende
    a construir todos sus caminos en el hoy
    porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes
    y los futuros tienen forma de caerse a la mitad.
    Así que uno planta su propio jardín
    y decora su propia alma,
    en lugar de esperar a que alguien te traiga flores.
    Y uno aprende
    que realmente puede aguantar, que es fuerte, que vale,
    y con cada adiós uno aprende".

    ResponderEliminar