miércoles, 21 de noviembre de 2012

Un poco de nada

Mi cabeza es como un hervidero de pensamientos, de ideas, de reflexiones. Del trabajo, de la familia, de la pareja, de los amigos, del futuro... Un poco de todo. Y un poco de nada.
Hay veces que pienso en la situación actual. Vale, crisis. En lo jodido del país. En la pérdida del estado del bienestar. En la reducción económica a proyectos sociales y de ayuda humanitaria. Y todo esa lista de erratas que podría ser interminable.
Pero, otras veces, miro a mi alrededor y veo más alegrías que penas. Es una suerte. Soy tremendamente afortunada. Creo que acostarme sonriendo cada noche es, por sí mismo, un regalo. 

Espero con impaciencia el nacimiento de niños. La Navidad, que siempre me ha fascinado y es para mi momento de recuerdos y tiempo para pasar con mi familia. Nuevos sueños en la vida personal, objetivos a medio y largo plazo. El trabajo que, si bien escasea, no termina de faltar. Ver crecer a los pequeños. Acompañar en el lento caminar a los más mayores. Disfrutar, con todas sus letras, de la amistad ¿No es sino motivo de alegría tener personas alrededor? A mi parecer, el mejor tesoro del mundo.
Podríamos estar mejor, sí. Pero también peor. 

Hoy en día es más fácil sentirse afortunada por un techo donde dormir y un plato que comer. Le damos si cabe aún más valor. La juventud, tantas veces criticada por el botellón, por los estudios, por la nueva etiqueta ni-ni, creo que somos las grandes promesas de mañana, no porque nuestros padres o abuelos no lo merecieran, sino porque los palos nos están dejando levantarnos lentamente y aprendiendo en cada paso. El lema que mejor nos define es ese de "Jóvenes Pre-Parados". Sin duda, la mayor parte de la juventud está parada (aunque no quieta) pero, sobre todo, PREPARADOS.

Estas navidades creo que serán diferentes. Porque el clima general así lo hace sentir. Pero serán, una vez más, unas bonitas navidades. Y el 2013, en contra de las supersticiones, podrá ser un año de buenos propósitos, de avanzar, de seguir llegando a metas proponiendo algunas nuevas, de crecer, de llorar y de reir, y de todas las cosas buenas que también nos depara la vida. Lo que vivimos nos convierte en lo que somos.

Y este, a 21 de noviembre de 2012, es mi mensaje de optimismo para el año nuevo.


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