Quiero una casa

Quiero una casa. La quiero desde hace tiempo. Pero no tengo con qué dinero comprármela ni nadie que me la regale (está claro que esto no va a pasar nunca, pero de vez en cuando lo dejo caer).

También, de vez en cuando, juego a la lotería, a ver si hay suerte, pero nada. Y eso que hasta mi perro Leo se parece a Pancho, el de los anuncios de la ONCE, pero ni por esas...

Pero, sobre todo, quiero una casa cuando voy a comprar a tiendas de muebles y decoración. Todo me gusta para mi casa pero, claro, no tengo, y me quedo con las ganas. Hoy me ha pasado eso y me ha inspirado a escribir esta chorrada de entrada en el blog. Mi suegra (que palabra tan fea) ha comprado una alfombra al estilo Warhol por un módico precio. ¡¡Y yo la quiero para mi casa!! Pero, claro, no tengo.

Pero esto no es todo. No es que quiera tener una casa, sino muchas. Quiero vivir de ellas. Casas de diferentes estilos y tamaños, decoradas de maneras distintas, para todos los públicos y bolsillos. Quiero alquilarlas, por largas o cortas temporadas. No me importa. Me gusta el trajín de enseñar pisos. 

Algún día, quizás, pruebe a trabajar en una inmobiliaria. Creo que me gustaría pero como comercial/captación/mujer-pesada-que-llama-a-todas-horas no sirvo. Así que me gustaría vivir de MIS casas. Tendría su propia web y, como buena community manager, las movería por redes sociales. Sí, eso haría. Pero no tengo casa(s).

Si alguien quiere contratarme estoy dispuesta. Estoy en el paro. No tengo trabajo (ni casa).