domingo, 12 de febrero de 2012

Amigos, los de ayer y los de hoy

¡¡Cómo echo de menos mi ratito frente al ordenador!! Mi blog, mi punto de escritura, mi desahogo: de la vida cotidiana, del trabajo, de los nuevos conocimientos, de mi alrededor… A veces, por falta de tiempo. A veces, por pasar tantas horas frente al ordenador en la jornada laboral que luego sólo te apetece desconectar. Y no del todo, pues las tecnologías móviles te permiten estar alerta el 100% del día. Pero no me permite este placer, una mañana de domingo, página en blanco. Dejar los pensamientos surgir. Como el vidente de la colecor, que hablábamos ayer.

Ayer, ¡¡que buen día el de ayer!! Amigos de todo tipo, de la infancia, de la adolescencia, de la madurez. Mis amigos. Ayer me sentía a gusto con cada uno de ellos. Visitando por primera vez nuestro nuevo hogar, todo fueron risas, recuerdos, canciones, bodas, planes, historietas de todo tipo. Me sentí arropada por mucha gente. Y me fui a la cama feliz. Sabiendo que están ahí. Al igual que en otros momentos de la vida me he podido sentir más sola, ayer para nada era esa sensación, sino la contraria. La del cariño, el abrazo a la amiga que lo necesita, las confidencias, los secretos, las ilusiones compartidas, ¿los nuevos amores?

El día de ayer ha sido la excusa perfecta para volver a sentarme frente a mi cajón y que sea un poco más actual.  Siento que he dejado muchas cosas por contar, historias cercanas que me hacen reflexionar. Pero, espero, que el tiempo ponga las cosas en su sitios y a cada persona en su lugar y, en vez de contar el triste final de una historia, me de pie a contar el bonito comienzo de otra.
¡Gracias, amig@s!

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