Hoy me gustaría dedicarle una entrada a algo que, desde ayer, me ronda por la cabeza. Me gustaría dar aquí mi punto de vista, mi opinión sobre el asunto. Pero no puedo. Es un secreto.
Cuando alguien te confiesa un (gran) secreto, te sientes en la responsabilidad de llevártelo a la tumba. Guardarlo como oro en paño, que no salga a la luz.
Me siento feliz por haber formado parte de ese secreto, porque esa persona ha confiado en mí para compartir ese momento. Me emociona sólo recordarlo.
No puedo decir mucho más en este blog. Me lo reservo. Quizás, algún día, pueda compartirlo con todo el mundo. Yo estaría muy orgullosa. Pero no depende de mí.
Depende de tí. Te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario