Visita a la asociación Wiosna, en Cracovia (Polonia)

Este viaje ha sido una de esas experiencias que marcan una vida. Lo digo con seguridad. 

Visita de estudio de la PAV

Estos días hemos tenido la oportunidad de ver en primera persona el trabajo que hace la asociación polaca Wiosna y, más concretamente, la fuerza de su proyecto Nobel Parcel. Esta organización, nacida hace doce años por la inquietud de un sacerdote, es hoy referente de ayuda y solidaridad en todo el país. Su imagen la descubres entre las calles de Cracovia; algo a lo que no estamos muy acostumbrados en nuestro país. 

La calidad humana con la que tratan a las familias beneficiaras del proyecto, uuuffff… eso no tiene nombre. Es un cúmulo de sentimientos que se remueven por dentro cada vez que lo recuerdo. 

¿Y esos más de 2.000 voluntarios que ponen todo su empeño en conseguir que su familia salga adelante? Sin palabras. Como dicen las camisetas con las que trabajan, “somos superhéroes”.

Paquetes preparados para entregar.

La última parte, y no menos importante, son esos donantes que, de forma totalmente  anónima, proveen a las familias necesitadas de los artículos que les hace falta para salir adelante. Paquetes valorados en 100, 200, 500, 1000 euros, o de precio incalculable. Amigos, familiares, empresas… que se reúnen y hacen un esfuerzo económico para ayudar a una familia de la que no saben ni sus nombres, sólo una pequeña historia sobre ellos.

Los pelos de punta. Creo que es la solidaridad elevada a su máxima exponencia.

Este proyecto es muy grande. Es muy fuerte todo lo que hay alrededor de Nobel Parcel.

Llevo unos días sin dejar de pensar en el lema que rodea este proyecto: Impulsar Para Cambiar. Es un magnífico lema para todas esas personas que trabajamos en el ámbito de lo social o hacemos voluntariado. A todas esas personas que siempre preguntan por qué haces voluntariado, muy fácil. Di que estás intentado poner un granito de arena que impulse a cambiar este mundo.

En la puerta de las oficinas de WIOSNA